martes, 6 de enero de 2009

Punto de Indeterminación

Aclaración:

El nombre de este blog no tiene ninguna relación con la definición que da Roman Ingarden al término "punto de indeterminación", ya que si apuntara remotamente a sus ideas lo hubiese bautizado en plural, es decir, ”puntos de indeterminación”.

Ya que yo, como redactor, no me centro en el o los objetos representados en el texto, sino en la reacción del lector frente a la articulación de estos -reacción porque es la repercusión de la acción de la escritura deconstructiva sobre el receptor-. En este plano, los objetos quedan en un segundo plano, ocupando el primer plano la articulación de estos.

Los objetos son una maquinaria abstracta e indeterminada en el texto, porque el fin y la fuerza del texto no radican en el texto, sino en el lector. (frase para el bronce)

Por ende, entiéndase la “indeterminación” como una indeterminación del significado, aceptada ya por la discursiva deconstructiva, y no como una indeterminación de la topología imaginaria descrita en el texto. Como ejemplo, ¿para qué le serviría al historiador saber el color de los ojos de Napoleón? Es pertinente al personaje pero no al contexto, y el significado del texto está basado en el contexto, y no en el personaje en si. Esto, amigos, es un lenguaje práctico.

Y para terminar, el día en que hable del color de los ojos de Napoleón admitiré que no estoy aclarando nada.

Próximo capítulo: El enigma de los ojos de Napoleón

1 comentario:

Anónimo dijo...

“Llamo ‘punto de indeterminación’ al aspecto o al detalle del objeto representado del que, con base en el texto, no se puede saber con exactitud como está determinando el objeto correspondiente. Toda cosa toda persona, todo proceso etcétera, que es representado en la obra literaria contiene muchas partes de indeterminación”

(de “Concretización y reconstrucción”, citado en http://mjmondonedom.blogspot.com/2005/10/sobre-el-nexo-entre-lo-posible-y-lo-ex.html)