Con melancolía miro la ventana, víctima de las tristes gotas que, en un suicidio colectivo, forman la majestuosidad de la lluvia. Era martes y aún podía tocarte y percibirte sobre mi cama, era martes y aún podía tocarte y percibirte, era martes y aún podía sobre mi cama.
Era martes, y aún podía sentir la dulzura de tus besos. Y a veces siento que te despiertas conmigo y repites aquellas palabras que tanto me gustaban: era martes y aún podía repetir qué día de la semana era.
A tu lado me parecía que el tiempo se detenía, y ahora que miro la lluvia detrás del ventanal que te vio salir, me invade el corazón un sentir agridulce, el saber que ese martes aún podía tocarte y percibirte sobre mi cama.
Ya no puedo, me diagnosticaron encefalía encefálica crónica, he perdido todos los sentidos, la consciencia y la memoria. Mas continúo repitiendo esas palabras que tanto te gustaban: era martes y aún podía tocarte y percibirte sobre mi cama.
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